Ya están aquí las navidades, la época del año donde más cambian nuestros hábitos de alimentación y ejercicio. Entre las celebraciones con la familia, con los amigos, la cena de empresa,… Nuestra rutina da un vuelco de 180º y las consecuencias en nuestra salud (por lo general negativas), se hacen notables.

Coger peso y grasa abdominal, retener más líquido, alteraciones digestivas y desequilibrios intestinales suelen ser los efectos más comunes.

Se estima que de media cogemos 2 kg en esta época. Entonces ¿es inevitable engordar en el periodo navideño?

Ya te adelanto que ¡no! Si sigues los consejos que te comento a continuación, tu cuerpo no tiene por qué experimentar cambios ni arrastrar esos kilos de más al nuevo año.

La importancia de mantener los hábitos

Este es sin duda el punto más importante. Si bien es cierto que las Navidades están llenas de salidas y comidas fuera de casa, al final, son hechos puntuales que aparecen a lo largo del mes de diciembre y de enero. Es decir, el resto del tiempo debemos seguir con nuestra rutina de siempre; seguir con nuestra dieta habitual y rutinas de ejercicio como de costumbre.

 

Controla las cantidades

En estas comidas se junta la gran variedad y cantidad de comida que hay en la mesa (además, platos muy palatables) con el factor de estar hablando con unos y otros. Es muy común, por tanto, comer sin control de aquí y de allá.

Si queremos probar de todo, lo mejor es que pongamos en nuestro plato aquello que queramos degustar en lugar de ir cogiendo del centro de la mesa sin reparar en cantidades.

Comer despacio

Es muy habitual que en este tipo de comidas comamos rápido y con el piloto automático encendido. Es decir, comamos de todo sin saber bien de qué; sin saborear, sin degustar.

Esto tiene un claro efecto, vamos a comer más cantidad de la que necesitamos. La señal de plenitud tarda unos 20 minutos en llegar a estómago y cerebro. Por eso, cuando comemos rápido podemos comer mucho sin notar realmente su efecto hasta pasado este tiempo.

Es importante disfrutar de la comida, pero siempre de forma consciente. Escucha a tu cuerpo, conoce tus límites y aprende a gestionar las sensaciones de apetito y saciedad.

Bebidas alcohólicas y refrescos

¡Con la de comida rica que hay y la de calorías vacías (calorías que no aportan nutrientes) que metemos a través de las bebidas!

Siempre la mejor opción está claro que va a ser el agua. Es gratis, acalórica, saludable y te hidrata de verdad. Además, su sabor neutro hace que podamos disfrutar de los sabores de los alimentos sin interferencias.

Sin embargo, no pasa nada por tomar una cerveza (sea con o sin alcohol) o una copa de vino (mejor tinto que se bebe más lento) durante la comida. Las bebidas fermentadas siempre serán mejor frente a las destiladas (gintonic, cubalibre, vodka, etc.).

Como todo, lo que importa siempre es el contexto global y el hábito diario. 

Hidratos de carbono refinados

Con estos hidratos nos referimos a las harinas refinadas (pan, pastas, piquitos, rebozados, salsas) y a los azúcares (turrones, polvorones, tartas y postres en general). Estos alimentos son muy adictivos y nos harán comer más y más. Es importante, por tanto, controlar la cantidad que ingerimos. No es prohibir, es evitar y/o controlar.

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Mi recomendación final es que disfrutemos de las navidades y de la compañía propia de esta época, pero que no tiremos la casa por la ventana ni descuidemos nuestra salud. Llevar una vida saludable consiste en tener unos buenos hábitos a los que poder adaptar puntualmente comidas más abiertas, pero no al revés.

“Sobrevivir a las Navidades” es el tema que abordamos en el programa Generación Deporte de Canal Extremadura. Puedes volver a verlo en:

http://www.canalextremadura.es/alacarta/tv/videos/generacion-deporte-161218 (min 12:18)