En pleno siglo XXI, es un hecho que nuestro paladar está acostumbrado a un alto umbral de sabores; dulces y salados, ambos igualmente elevados a su máximo exponente.
La industria alimentaria conoce perfectamente al consumidor y sus debilidades, por eso apuesta por productos insanos altamente palatables. No es casualidad que por cada producto procesado que antes había, ahora haya cinco. Tampoco lo es que nuestras televisiones se llenen con sus anuncios y que los pasillos de los supermercados estén estratégicamente distribuidos. La industria tiene mucho poder y el ser humano es muy susceptible.
Tenemos publicidad de productos ultraprocesados hasta en la sopa. Es lógico que hayan terminado colándose en nuestras despensas y que nuestro sentido del gusto haya cambiado de forma radical.
Te propongo que donde la industria exalta el sabor de los alimentos con potenciadores de sabor y cantidades ingentes de sal, nosotros experimentemos en nuestra cocina con la gran variedad que existe en el mundo de las especias.
Beneficios de consumir especias
Agregar condimentos naturales a nuestros platos nos va a ayudar, sin saberlo, a mejorar nuestra alimentación y nuestra salud. Todo ello disfrutando de los manjares y los sabores que nos ofrece la naturaleza. Te resumo sus beneficios:
Aportan sabor, color y aroma a nuestros platos. Es el motivo inicial para utilizarlos y es que nos ayudan a mejorar la calidad organoléptica de los alimentos de una forma muy natural.
Existe una gran variedad de hierbas y especias. Hay tantos sabores como gustos. Si, por ejemplo, quieres dar un sabor picante a tu plato, puedes elegir entre la pimienta negra, la verde o la cayena (entre otros). No existe una única especia para dar un tipo de sabor.
Son muy versátiles. Podemos utilizarlas tanto en platos fríos como calientes, en platos dulces o salados, en guisos, salsas, aderezos y postres. Se pueden agregar a cualquier tipo de plato.
Ayudan a reducir el consumo de sal. La sal no es el demonio, pero reducir su consumo nos va a ayudar a mejorar nuestra salud. Más aún si somos hipertensos, tenemos problemas de riñón o de corazón.
El consumo medio de sal es de 9,7 g por persona al día, casi el doble del valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los datos más recientes apuntan que en nuestro país, ocho de cada diez españoles superan los límites diarios aconsejados.
Además, la gran mayoría de hierbas y especias son fuente de potasio, magnesio y otros minerales que contrarrestan el efecto del sodio en el organismo.
Aportan vitaminas y minerales a nuestras recetas. El perejil y el cilantro son fuente de vitamina C; así como de la albahaca o el pimentón podemos obtener vitamina A y carotenos. Con el tomillo podemos obtener hierro; con el laurel y la pimienta calcio. Las especias, sin duda, dan un valor añadido a nuestro plato.
Son fuente de antioxidantes. Algunas plantas aromáticas como el orégano, el tomillo y el romero, concentran una buena cantidad de antioxidantes como la vitamina A, C y compuestos fenólicos. Gracias a este poder antioxidante, estas hierbas ayudan a que los alimentos se conserven por más tiempo. Es decir, tengan mayor vida útil.
Mejoran la respuesta metabólica de los alimentos. Agregar especias a nuestras comidas parece incidir sobre nuestro metabolismo y mejorar su respuesta fisiológica. De esta forma, ciertas hierbas ayudan a reducir la respuesta de insulina y el aumento de triglicéridos en nuestro organismo.
Contribuyen a la pérdida de peso. Las hierbas y especias favorecen la sensación de saciedad, no aportan calorías y algunas de ellas tienen efecto termogénico; es decir, aumentan la temperatura corporal y con ello, el gasto calórico.
Con todo lo comentado, podemos determinar que añadir especias en nuestra dieta, no solo nos va a aportar beneficios sensoriales, sino que también, va a repercutir directamente sobre nuestra salud.
Fotos: Bazar de las Especias. Estambul, Turquía.